Justo ayer os contamos que Microsoft estaba preparando una Surface económica, un nuevo equipo que mantendría todas las claves fundamentales de la conocida línea de convertibles del gigante de Redmond y que vendría con una reducción a nivel de hardware para posibilitar un precio de venta más asequible.
El objetivo de esa Surface económica sería competir directamente con el nuevo iPad de 9,7 pulgadas que Apple presentó recientemente y que se dirige principalmente al sector educativo y profesional. Bajo ese enfoque podemos decir que este producto tiene sentido, ¿pero es realmente necesario?
Es una buena pregunta y debemos responderla partiendo del enfoque correcto. Microsoft ha dicho en múltiples ocasiones que el objetivo de su línea Surface no es vender muchas unidades ni competir con otros fabricantes, sino servir a éstos de inspiración para el desarrollo de nuevos productos equipados con Windows 10.
Con esa idea en mente podemos ver que una Surface económica tendría sentido por partida doble. Por un lado permitiría al gigante de Redmond arañar cuota de mercado al nuevo iPad de Apple y por otra parte mostraría a los principales OEM un modelo a seguir para que éstos desarrollen convertibles a precios más competitivos.
Tenemos dudas sobre el hardware que podría utilizar Microsoft para construir esa Surface económica. Actualmente el modelo más barato de Surface Pro que podemos encontrar monta 4 GB de RAM, un SSD de 128 GB y un procesador Core m3 de Intel. Su precio es de 949 euros.
Microsoft podría lanzar un modelo que ronde los 400-500 euros, pero tendríamos recortes importantes que afectarían casi con total seguridad al procesador, al almacenamiento y a los accesorios incluidos. Por ejemplo la sustitución del Core m3 por un Pentium de Intel y la reducción del almacenamiento a 64 GB podría dar forma a un modelo bastante equilibrado, aunque para reducir aún más el precio de venta podrían comerciar este modelo sin ningún tipo de accesorio.