La llegada de Windows 10 en ARM permitió la creación de portátiles, dos en uno y convertibles equipados con SoC Snapdragon 835 que destacaban sobre los modelos x86 por ser capaces de ofrecer una mayor autonomía, una conexión a Internet permanente gracias al módem 4G LTE integrado y un rendimiento que en teoría iba a ser aceptable.
Las primeras pruebas de rendimiento confirmaron que en líneas generales la experiencia de uso dejaba mucho que desear, ya que la primera generación de portátiles basados en Windows 10 en ARM no llegaban al nivel de un portátil equipado con un procesador x86 de gama baja como el Celeron N3450. Su autonomía tampoco estaba al nivel que habían prometido (20 horas), pero es cierto que en algunos modelos alcanzaba las 15 horas.
A pesar de que el debut de esta plataforma ha sido bastante flojo lo importante es que ha servido como punta de lanza para abrirle camino, y que su consagración definitiva podría llegar con una segunda generación de equipos basados en el SoC Snapdragon 845.
Más allá del rendimiento en general otra de las limitaciones más importantes de Windows 10 en ARM es que su soporte se limita a aplicaciones de 32 bits, una carencia importante que Microsoft tiene pensado resolver muy pronto con el anuncio de un kit de desarrollo que permitirá a los desarrolladores compilar aplicaciones en ARM64. Es importante tener en cuenta que seguirá sin haber soporte de x64 y que por tanto en defecto de ARM64 se seguirá utilizando la versión de 32 bits.
En cualquier caso lo más interesante de este anuncio es que confirma que Microsoft está comprometida con esta nueva plataforma y que está dispuesta a seguir invirtiendo recursos en ella no ya para mantenerla, sino para mejorarla y hacer que sea cada vez más competitiva.
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