El gigante de Redmond ha hecho un buen trabajo en general con su último sistema operativo. El rendimiento de Windows 10 es muy bueno incluso en equipos de poca potencia, y además se han cuidado todos los aspectos básicos del mismo relacionados con la seguridad y los contenidos.
Sin embargo es posible que en aquellos equipos más antiguos el rendimiento de Windows 10 no termine de ser todo lo bueno que cabría esperar, o que aún siendo aceptable estés buscando formas de mejorarlo sin tener que hacer nada complejo ni llevar a cabo una actualización del hardware.
Para todos los que os encontréis en esa situación hemos querido hacer esta guía sencilla, en la que os dejaremos tres ajustes que os ayudarán a mejorar el rendimiento de Windows 10 sin esfuerzo y en apenas unos minutos.
- Configura el plan de energía de alto rendimiento: con este plan el equipo trabajará a plena capacidad a costa de un mayor consumo energético. En equipos de escritorio no supone un problema por razones evidentes. En equipos portátiles podéis recurrir a él cuando os compense ese extra de potencia. Para hacerlo sólo tenéis que escribir “Editar Plan de Energía” en la barra de búsqueda de Cortana.
- Deshabilita programas de arranque: con esta opción limitamos los programas que cargarán directamente con el arranque de Windows 10. Es una solución muy útil para acelerar los tiempos de inicio y reducir la carga del sistema. Para realizar este ajuste hacemos clic derecho en la barra de tareas, seleccionamos “Administrador de Tareas” y nos vamos a la pestaña “Inicio”.
- Desactivar las animaciones: nos ayudará a que el sistema tenga una mayor fluidez en general a costa de reducir ligeramente su atractivo visual. Para aplicar este ajuste introducimos “Configuración Avanzada del Sistema” en la barra de búsqueda de Cortana y entramos en la opción de configuración de “Rendimiento”.
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